La ciudad fortificada de Viana fue fundada por el rey Sancho VII el Fuerte en 1219 para defender los límites occidentales del reino de Navarra.

Es la última ciudad navarra del Camino de Santiago, ruta a la que está íntimamente vinculada. Conserva el recinto amurallado casi íntegro, además de monumentos como la iglesia de Santa María, declara Bien de Interés Cultural en 1931, las ruinas de la iglesia de San Pedro, palacios y casas solariegas.

La visita guiada se iniciará en el balcón de Toros, situado en la plaza del Coso, en donde el visitante podrá entender la evolución histórica de la ciudad para continuar por la rúa de Santa María y visitar la iglesia del mismo nombre, conocer su magnífica portada renacentista y su interior gótico que han sido objeto de restauración por el Servicio de Patrimonio Histórico de Gobierno de Navarra.

Punto de encuentro: Oficina de Turismo (Plaza de los Fueros, 1, bajo)

Tidón, fue una de las 10 aldeas medievales que posteriormente sus moradores conformarían la población de Viana en el siglo XIII. Claro ejemplo de pequeña aldea, con su iglesia en una terraza algo elevada y que en sus laderas se dispondría el caserío.

Su iglesia es actualmente una de las ermitas de la localidad con más raigambre, donde cada 11 de noviembre con motivo del santo que lleva su advocación, se realiza una romería, a la que se une otra durante el mes de mayo.

La magnífica restauración realizada hace unos años de este edificio románico, sirvió de acicate para revivificar la Cofradía que lleva su nombre y que cuida y vela por su mantenimiento. Además, efectúa un intensa actividad de promoción entre la población local del cuidado del patrimonio material y mantenimiento del patrimonio inmaterial.

La restauración física del edificio que provocó la recuperación de la romería es un claro ejemplo de las profundas tradiciones que se hunden en los tiempos .

Finalmente lado, la ubicación de la construcción integrada en el medio natural permite mostrar el dialogo que se establece entre el patrimonio cultural y natural. Además la construcción, con una ábside con ajedrezado jaqués permite ver la impronta que desde el siglo X ejerció el Camino de Santiago en la arquitectura vianesa, así como la advocación a San Martín, veneración probablemente llegada a Viana por población franca en su caminar a Santiago de Compostela.